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Desenho de um basilisco (Photo credit: Wikipedia) |
Conocido como el Rey de las serpientes, el basilisco es una criatura nacida de un huevo esférico y sin yema puesto por un gallo de siete años y empollado por un sapo.
Según las leyendas, existen dos tipos de basiliscos. El primer tipo quema todo lo que se encuentra cerca y el segundo puede matar cualquier ser vivo con la mirada. Ambas especies tienen un aliento tóxico que mata las plantas y puede erosionar las piedras. Las leyendas llegaron incluso a afirmar que si alguien montado a caballo tratara de matarlo con una lanza, el veneno no solo mataría al jinete sino también al caballo. La única forma de matarlo con un espejo, ya que al ver su propio reflejo moriría del susto.
A pesar de esto, existen criaturas que pueden hacerle frente, por ejemplo las comadrejas son inmunes a sus miradas y si son mordidas se retiran a comer las plantas que el basilisco no ha matado con su aliento y regresan con una energía renovada. Otro animal que le puede hacer frente es el gallo ya que el basilisco moriría al instante si escucha su canto.
Se cree que el basilisco se originó al oír las historias de las cobras pues Plinio El Viejo los describió únicamente como serpientes con una corona dorada. Con el pasar del tiempo, su apariencia fue cambiando a tal punto de que en la Edad Media ya era una serpiente con cabeza de gallo o de humano.
También es oportuno comentar que en el arte se los ha usado como símbolos del demonio o del anticristo y, en el caso de los protestantes, en algún momento fue el símbolo del papado.