
Normalmente me acerco a libros de autores ecuatorianos con mucha cautela porque, aunque tenemos muy buenos escritores, la temática de sus libros no suelen ser de mi agrado o su estilo me parece aburrido. Pero fue el caso de Mandíbula. A pesar de que no me atrapó desde la primera línea, me gustó muchísimo. De antemano sorry por los spoilers.
Trata de adolescentes adineradas que estudian en un colegio (de élite) del Opus Dei. Estas chicas son rebeldes y tienen una especie de club o hermandad. Se reúnen en un edificio abandonado a medio construir donde hay serpientes y ven cocodrilos, donde se cuentan historias de terror y cumplen retos como caminar por los bordes de las paredes, donde Annelise inventa a su dios-blanco. Pero esta es solo una de las facetas de la historia. El libro inicia con Fernanda quien ha sido secuestrada por Clara, la profesora nueva de Literatura.
Clara es una mujer un tanto extraña, ella trata de imitar a su madre en todo, desde la forma de vestir hasta la postura que tiene debido a su columna desviada. Clara incluso piensa siempre en lo que diría o haría su madre antes de hacer algo. Se convierte en el doppleganger de ella. Lo que me pareció super interesante es que la madre va enfermando y empeorando su condicion mientras que Clara cada día se parece más a ella y esto trajo a mi mente la leyenda de los doppleganger que dice que si ves al tuyo es porque estas próximo a morir.
Creo que la parte más macabra de la historia es realmente el dios-blanco y todos los rituales e historias que va creando Annelise en torno a él. Realmente al inicio del libro uno tiene una imagen de las chicas que es completamente rota a medida que nos adentramos en la historia. Al principio parece que quien instiga todo el comportamiento de rebeldía es Fernanda, pero resulta ser que no es así. La verdadera instigadora es Annelise quien es fría y calculadora, quien orquesta todo para salirse con la suya.
La imagen de Fernanda que nos hacemos se debe a la forma en que ella trata de lidiar con la duda y la culpa que le crea el no saber si ella mató accidentalmente a su hermanito menor o no. Fernanda es la verdadera víctima de la historia. Claro está que eso sería tratar de encasillar dentro de un rol especifico a los personajes cuando, al igual que en la vida real, son demasiado complejos para ello.
Algo que me dejó intrigada es que no sabemos finalmente que pasó con Fernanda. La historia termina antes de que lo sepamos.
Una de las cosas que más amé de este libro es como Mónica Ojeda va añadiendo mil y un referencias literarias y culturales dentro de la historia, libros como Lolita, Moby-Dick, los cuentos de Poe y de Lovecraft tienen su espacio, que va desde una palabra (nínfula de Lolita) hasta ser parte de los cimientos del dios-blanco como es el caso de Lovecraft.
La cita que más me sorprendió es:
Cuando la idea del bien y el mal desaparece, lo único que queda es la naturaleza y su violencia.
Y es que el bien y el mal, creo yo, están en el punto de vista de quien narra la historia. Recordemos que nuestros héroes lo son porque la historia la escribe el bando ganador.