
De este libro, me llamó mucho su sinopsis:
En Madrid, frente al Museo del Prado, aparece atado a una silla el cadáver de un hombre con el cráneo abierto y del que sobresale un tulipán blanco. Todo parece indicar que se trata de un asesino en serie que está recreando los cuadros del famoso pintor flamenco Hieronymus Bosch, apodado «El Bosco».
¿Cuál es el motivo para hacer esto? ¿Qué pretende decir este demente con semejantes crímenes?
Flavio Galán, detective del cuerpo de policía a cargo del caso, a pesar de su increíble talento y de su dilatada experiencia, no consigue llegar a ninguna respuesta para estos interrogantes y se ve obligado a aceptar la ayuda de su inteligente hija para poder comprender los secretos ocultos en las pinturas de este particular artista.
No tardarán mucho en darse cuenta de que las famosas pinturas de El Bosco contienen un mensaje capaz de inspirar las más perturbadas mentes para atemorizar, primero a toda la comunidad de Madrid por completo, más tarde, al mundo entero.
y es que me recordó a Camposanto de Iker Jiménez que leí hace algunos años. Ambos tienen una investigación por crímenes inspirados o que giran en torno a la obra de El Bosco.
Aunque me pareció entretenido, hay ciertas cosas que se me hicieron difíciles de aceptar. Entre ellas, el hecho de que la hija adolescente del protagonista sea experta en arte. El escenario es Madrid y los cadáveres aparecen en diversos lugares, sin embargo el asesino burla fácilmente todas las seguridades y nadie ve nada. La hija acompaña al detective a las escenas de los crímenes y nadie cuestiona su presencia ahí.
A pesar de estos detalles, la novela es entretenida y si logra su cometido de mantenerte en suspenso… aunque creo que en parte era las ganas de saber como iban a morir las víctimas. (Si… sé que eso sonó bien feo)